martes, 19 de noviembre de 2013

vesícula

Hoy me permito copiaros una carta que escribí a un buen amigo el 08/08/13 (le pedí permiso para compartirla):

"Mi viaje es de andar por casa, sin ir más lejos, un pequeño paseo de reconexión.

Era Navidad, la segunda sin Xavi. Época que me invitaba a pasear por el pasado, de la mano de mi padre, añorando a mi hijo... ¿es la cosa navideña un “lugar común”?
Mi natural rebeldía actuó por libre obviando el evento de “felicidad familiar” envasada al vacío, en lotes de productos llamativos, indigestos y prescindibles.
Desde la acracia “normalicé” las citadas fechas resumiéndolas y elevándolas a reuniones de clan, las cuales vienen ocurriendo a lo largo del año, sin más ni menos que el placer de disfrutar los unos de los otros, y viceversa.

Llegamos a enero, a pie. Me sentía sola, con ganas de hibernar, como cada invierno. Albert se quedó dormido tan profundamente que recuperó la sonrisa... desde la calma.

Mis tripas se revolvieron, mis entrañas protestaban reclamando mi atención, a mi misma, a través de ellas. En mi despiste habitual hice un caso relativo, esto será pasajero, temporal, como la propia vida.

Mi voz interna insistía: Emma! si estás estropeada ni trampa ni cartón... o te curas o empeoras... Para curarme tengo que cuidarme, para empeorar simplemente dejar pasar el tiempo, que por si mismo viene siendo que curativo poco.

(Gracias por la música, escribo escuchando”místico mediterráneo”)

El tiempo iba pasando... mi energía diluyéndose, empezaba a sentirme en tierra de nadie. Sin fuerzas físicas para nada, sin motivación... recaída en el proceso de duelo? Pos va a ser que... (o tal vez si?), me encontraba fatalmente, molestias muy molestas, indigestión, inflamación abdominal, cansancio extremo... pude comprobar que las técnicas aprendidas ayudan a paliar y digerir (tapping... ).

El desgaste acumulado y parcialmente ignorado, siempre estoy tan ocupada!

La imagen inimaginable: dolor de intensidad intensa. Me dejo llevar, por 3ª vez, al inhóspito hospital. Desde dentro sensación de desgarro, desde fuera preocupación confusa compartida, acompañada... gracias!!

En lo físico, corre corre. En lo emocional, cierta calma adornada con revuelo interno, sin miedo, sin prisa, reconciliando cuerpo, mente y espíritu para su reencuentro, el mío conmigo misma.

Por lo demás aceptaba que ni me dejaran comer, ni beber. Agradecía que me lavaran dado que ni me podía levantar ni para ir al lavabo, permanecía enganchada a los goteros con su diverso y variado contenido.

Entre tanto tuve que pasar por un extra durante el cual mi cuerpo parecía querer liberarse de las ataduras físicas, sobrevolándome desde poca altura observaba como inyectaban algún remedio al tiempo que pitaban las alarmas... aquí entró mi amigo Pep y me devolvió al momento presente, ahora pasado, intentando convencerme de que todo era “normal”... sus ojos de miedo me bajaron al mundo, yo me sentía bien, muy bien, tranquila, con una enorme sonrisa interna... inconsciente, espontánea.


Limpieza, aceptación, sensación de sanación... lenta, dolorosa, incomoda.

Acepté de buen grado la agradable compañía ya que me era más fácil y comprendía su cariño, al tiempo que al ser tantos en algún momento se despistaban con los turnos y me quedaba sola... todo perfecto... "

Y hasta aquí, hasta ahora.







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