lunes, 14 de noviembre de 2016

cabreos

Uff... qué mal lo hacemos cuando pagan justos por pecadores! Cada uno de nosotros está en su proceso y, en la convivencia, es fácil que salten chispas cuando hay roce, mayormente cuando una está en necesidad de silencio, o calma, o reflexión, o angustia vital o simplemente en merecido descanso dominical.

Qué jodida sensación de impotencia cuando permitimos que se activen nuestros demonios ante la provocación, cómo nos sabemos los puntos débiles! Que bonito sería incidir en potenciar-nos el lado bueno, pero ya se sabe que sin el lado oscuro nunca podemos brillar.

Desde anoche en casa reina un poco de anarquía, qué poco me gusto (a mi misma) cuando pierdo la calma... qué poco me gusta cuando me ayudan a perder-la. Estamos en un momento delicado, a nivel personal y familiar, con un nivel alto de estrés ante los cambios que se avecinan. 

Por muy valiente que se sea los miedos andan ahí, al acecho, y la falta de desconexión ayuda mucho al caos reinante. La demanda constante de la mujer mayor y el grado de exigencia es desbordante... lo cual agrava la situación.

Anoche leía un mail en el que me hablaban de la importancia del bienestar y la estabilidad en la familia, ciertamente ello es importante. Tanto como trabajar en el propio equilibrio para ser coherente y justo. 

Ando revueltilla poniendo orden en mi mente y mis emociones ante la llegada inesperada de alguien de mi tierna adolescencia. Recuerdos muy entrañables que me ayudan a situarme en mi esencia y reconocer partes mías que habían quedado solapadas ante otras premuras vitales. El tema es que para ello necesito una miaja de recogimiento y... va a ser que al coincidir, para variar, con momentos de mi entorno también movidos, pues eso, que estalló la impulsividad que nos lleva al cabreo!.

Suma y sigue, o vamos aprendiendo? Quiero ser una mujer que da repelús o prefiero sacar mi parte más estupenda? Y si pactamos y nos dejamos de sandeces? Y si guardamos las hachas y fumamos la pipa de la paz?? Y si salgo de mi mosqueo y vuelvo a bajar para comer con ellos? 

Jopeta, si es que a veces parecemos criaturas!!

(intento acoplarme y luego os cuento)


Pues bien, tras un dialogo contundente, alguna que otra lágrima limpiando culpabilidades, abrazo conciliador agridulce y echar mano de la paciencia amorosa... hemos conseguido comer, e incluso hacer sobremesa. El clan Volpini resiste a las tormentas asomando la cabeza entre el torbellino y los ataques de ansiedad. 
(esto lo escribí ayer, domingo 13/11/16)

La verdad es que ser consciente de que una reflexión a tiempo puede hacernos salir de la ofuscación y de querer tener la razón, pasando a la reconciliación, es un regalo de vida. Gracias a todas las personas que me ayudáis a crecer. La idea es ser fuerte sin perder sensibilidad.

 Que tengamos todos un buen día!







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