martes, 22 de octubre de 2013

mar

Me encanta la montaña, incluso la alta, excursionar por los Pirineos es un regalo para los sentidos.

Me fascina el bosque, pasear entre los arboles perdiéndome del mundo es encantador.

Me cautiva el campo, observar los cambios de las estaciones, de los cultivos, es sorprendente.

Me gusta el río, el agua cristalina, fría, las cascadas, las veredas. Es estupendo.

Me hipnotiza una cueva, de esas con sus estalactitas, con sus recovecos. Es maravilloso.


Pero donde esté el mar... 

El mar me encanta, me fascina, me cautiva, me gusta, me hipnotiza.

Si estoy triste, paseo por la orilla mojándome los pies. 
Si estoy apagada me dejo deslumbrar por su brillo.
Si cansada, me siento a contemplarlo. 
Sin pilas, me inundo de su energía.
Si estoy contenta, juego con las olas. 


Tranquila, leo en la orilla. Inspirada... escribo.

Xof... me tumbo y dejo que me acaricie el sol escuchando el eco.

Acalorada, me baño. Melancólica, se lo cuento. Enfadada, ando deprisa por la arena... 

Una de mis ilusiones favoritas: mi café con leche de recién levantada, en pijama, con un buen libro... viendo y escuchando el mar. 

Tal vez un día... lo consiga, vosotros qué creéis?

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