sábado, 18 de julio de 2015

bomba

A menudo los hijos se nos parecen... así empieza una canción de Serrat. Me trae muy buenos recuerdos pues estaba en un casete que escuchaba con mi padre en su coche.

Aunque hoy esta frase me taladra el cerebro. Me siento fuera de mi misma, como si yo fuese otra persona, me observo desde una cierta perspectiva sin acabar de reconocerme.

En el afán del sinsentido que supone la educación de los hijos, es decir una parte importante de la maternidad, tengo ahora mismo la sensación de que la pifio tanto que acabo dudando de mis propios principios. Es que, amigos, como ya os he contado mil veces, quemar etapas es altamente contaminante para la salud mental y emocional. Ser madre cuando se es aún casi niña es mayormente jodido. Cuando era joven pensaba, inocente, que eso con la edad se "normalizaba".

Papá decía primero el uno, después el dos... 
(y si llegamos al tres ya hablaremos). Priorizar lo imprescindible y compatibilizarlo con las actividades de la vida diaria, sumado a la inexperiencia (o como ahora al cansancio), da como resultado una bomba que puede estar latente, dando pequeñas explosiones avisatorias, hasta que te explota en los morros.

Explotó. Tanta chispa revoloteando, sin querer evitarlo, prendimos la mecha... y se fue lo poco que quedaba a tomar por saco. Es lo que tiene ser una familia raruna, mira que me lo avisaban hace tiempo las personas bien... 

Toca, una vez más, lamerse las heridas y seguir palante, reestructurando el espacio vital y la intendencia, llenando los huecos con otros menesteres. Intensificando los turnos abueliles. Añadiendo silencios al poco ruido.

Al menos se ha ido a la vuelta de la esquina, ni a 600 km ni al más allá... Aunque la distancia se mide en sonrisas sinceras. Cuando se nos pase un poco el desamor temporal tal vez se acerque a tomar un vino. Él ya sabe que le deseo lo mejor. 



Cosas de vida, menudo veranito! Y encima seguimos sin paella... !!



2 comentarios:

  1. Una abraçada bonica!! Es lo que tiene la vida, cambios contínuos... Así crecemos, las "zonas de confort" duran solo hasta que nos quedan pequeñas.
    Molts petons

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    1. Moltes gràcies Mercè, Los cambios son buenos porque nos hacen movernos y espabilar. Sería mejor que se produjeran de otra forma. Una abraçada ben gran :)

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