lunes, 4 de mayo de 2020

diluir

A veces se me diluye la empatía. Estoy procesando cosas intensas, internas. Normalmente empatizo con mis semejantes, pero ahora se me escapa el pensar/sentir que aquello que expresan es poco relevante. El caso es que (a quien sea/lo que sea) le está afectando y yo... a la luna de Valencia.

Ay, es que es cansino ser siempre coherente. Cada uno vivimos nuestras historias como podemos y sabemos. Lo que ocurre es que tengo el listón de los despropósitos muy alto. Será lo que decía mi padre?: Que la vida te hace callo (supongo que se refería al corazón). Menuda época!

Lo que ocurre es que incluso ahora la dilución es casi instantánea. Me explico, las personas que hemos tenido momentos de confinamiento (por otros motivos) tal vez relativizamos más el actual. Sirven como ejemplo episodios de salud, propios y/o de seres muy cercanos, así como los procesos de duelos severos, en los que el silencio y la calma suelen proceder. 

Osea, que andamos todos una miaja desnortados. Los que tenemos que salir porque parecemos delincuentes, los que os tenéis que enclaustrar porque se eterniza. Y la mayoría esperando, deseando, que ésto acabe pronto y de la mejor manera posible. Recuerdo ver la entrevista a un ciudadano confinado en China (al principio de la pandemia) y alucinar. Pues ya tú ves, ahora to el mundo mundial quieto parao.


A ver si se va aclarando la situación y encuentran la fórmula que diluya al puto virus. Mientras tanto la lluvia nos está preparando campos verdes y bosques frondosos para poder pasear en cuanto nos lo permitan. Yo sueño con dar una larga caminata por la playa, ver, escuchar y respirar mar.


Y, por supuesto, diluirme en un abrazo con todas las personas humanas queridas 
(y por querer). Es bien.

(lo escribí hace unos días, lo tenía en borrador... 
ayer mismo fui a caminar por el campo)





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