miércoles, 10 de julio de 2019

decepción

Os habéis preguntado cuántas veces decepcionamos?. Y cuánto nos decepcionan?. 

De vez en cuando ocurre ese desencanto que convierte en indiferencia aquello que nos interesaba/motivaba. Puede ser simple aburrimiento, pero a menudo intervienen las falsas expectativas, los miedos, las exigencias, los egos... Factores humanos poco humanizados. 

La interacción entre individuos de la misma especie parece simple, pero nos encanta complicarla. Desencanto, tristeza, apatía, rutina, egoísmo, exceso de confianza (entre otras lindezas) pueden destruir cualquier relación aparentemente sólida.


Qué hacer? Existen varias opciones, obviamente, desde reinventar para recomenzar hasta desistir, pasando por posibles pactos, cesiones, concesiones, tiempo muerto, negociación o simplemente santa paciencia. Llega un punto en el que, de pronto, algo hace clic y se produce un crack en nuestro yo más interno... cambiándose-nos la visión (y la perspectiva).

Cada cual funciona como puede y quiere, las dudas pueden surgir antes, durante y/o después de las decepciones que nos llevan a tomar decisiones. Todo ello es aplicable tanto a tratos laborales como familiares, amicales o parejísticos. En mi caso, aquí y ahora, hay una miaja de casi todo ello. 

Triste, muy mucho. Duele, requiere un nuevo duelo. Reaparece la sensación de fracaso aderezada con briznas de inutilidad frustrante. Acostumbramos a fijarnos, casi siempre, en aquellos a los que parece que todo vaya bien y lo comparamos con nuestros vaivenes inacabables. Limitante y agotador, uff!!

Quisiera ser una persona diferente? A ratos sí, tener y haber tenido una vida más sencilla, sin tantos altibajos, sin esos toboganes que cortan la respiración (del susto en las bajadas y del esfuerzo en las subidas). Lo jodido siempre son los daños colaterales. 

Ser intensa me está resultando muy caro, tal vez baje la potencia que ya tengo una edad y me joden los sobresaltos. Pero hay asuntos propios innegociables, principios éticos que difícilmente compensan ciertos sinsabores. Ay señor!. Es que después de sobrevivir, cuando se vuelve al mundo se hace a fondo. 

Supongo que todo pasa por aceptar la fragilidad y temporalidad de la existencia. Y hasta aquí os puedo contar, manteneros atentos a las siguientes entregas en las que se irán revelando los resultados de las pesquisas. 
Es bien?... Lo vamos viendo! (nunca se sabe)   










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