miércoles, 2 de noviembre de 2022

Azul



Se dejaba llevar... 

Hoy me viene a la mente esta canción. Nos dejamos llevar?. La pregunta es si dejarse llevar se refiere a dar libertad a nuestros instintos o contenerlos para conseguir la aprobación externa, asignatura pendiente que arrastramos casi toda la vida. 

Dejarnos llevar desde la parte visceral, esa que sale de las entrañas, cuando y como nos salga de los adentros. La cual cosa puede resultar cuanti menos atípica (e incluso antisocial). 

O actuar de forma políticamente correcta para integrarnos en un colectivo. Sea este familiar, amical, laboral, vecinal, de ocio... Aquella necesidad ancestral de sentir que pertenecemos, que cuentan con nosotros, que nos aceptan en el clan. A veces es mejor?

Sea como fuere, una vez más, lo ideal está en combinar ambas cosas, de la manera menos inquietante posible. Sin perder personalidad, relativizando el melodrama, desde la empatía y el respeto. 

A mi me gusta mantener mi esencia y también sentir que formo parte. Me encanta integrarme, sin quitar el sitio a nadie, ocupando el mío. Aprendizaje de vida constante, observación amable del entorno.

Sé estar sola, conmigo misma, en silencio o con ruido, en armonía y/o en estado jamacuco. Soy un ser social y también me mola compartir con personas humanas. Es una miaja como el ying y el yang. Es algo así como celebrar la castanyada/Halloween utilizando a la brujilla como mediadora.

Toda esta parrafada viene a cuento de mi última experiencia laboral, a la que acudí con poca motivación y de la cual marcho casi con ganas de volver. Gracias compis. Es aprender muchas cosas en poco tiempo y para poco tiempo, recordando la temporalidad de la propia vida y mi capacidad de adaptación. 

Es bien? 

Sea como fuere ahora toca adaptarme al otoño, con su congestión nasal pertinente, con su cambio de hora aburrido y tirando de la manta y el caldito casero.

Nos vemos, nos leemos (eso si alguno me escribís algo). 







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