martes, 19 de noviembre de 2019

Osadía

Hace poco más de seis años inauguré mi blog, tímidamente, con mi primera entrada "pareja" (11/9/13)Hoy, con todo lo que ha pasado (y dejado de pasar), la volvería a escribir. Casi tal cual, quizá con una miaja más de acritud. Es lo que hay.

Quiere ello decir que estoy en el mismo punto? Pues en parte si, porque, a pesar de todo, sigo creyendo que merezco un persono humano para unirnos y sumar, en formato pareja.

He tenido estos días incluso una pequeña crisis existencial acompañada (o acompañando) la primera gripe de esta temporada. Supongo que la fiebre y el malestar físico ayudan a entrar en las capas más profundas de nuestro propio ser. 

Sea como fuere escribir y expresar sobre el emparejamiento sirvió, en su día, para recuperar el contacto con alguien muy importante para mi. Y también para animarme a seguir escribiendo sobre mis cuitas (cosas de vida).

En este momento, en el que apenas me atrevo a asomar la nariz (buena napia Volpiniana) tras la última ruptura (porque aún hace pupa), os sigo contando cómo me siento. Es un romper muy controvertido porque conlleva muchos efectos secundarios, algunos ya cronificados. Son muchas vivencias vividas y sin vivir, y demasiado tiempo de espera desesperante. 

Es como una osadía, por mi parte (y en la viejunez), retar al ¿destino? y rebelarme contra lo, aparentemente, asignado como propuesta y solución definitiva?? Pues mira a ver, es que tanta desazón me recuerdan mucho a lo que me decía mi padre "la vida te hace callo".

Tras tantos vaivenes y, sobretodo, desde la muerte de mi hijo, me he vuelto más exigente al tiempo que permito que salga mi fragilidad, resguardando mi propia ternura que se me escapa a borbotones.


Cuando esté lista, sin prisa pero sin pausa. 

Seas quien seas, cuando seas, si eres... mi casa está abierta para ti, igual que lo sigue estando para mis hijos, familia y amigos. Con mi desorden (si es que lo hubiera) y con mi corazón apedazado pero muy sincero. 

¿Es bien?




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