(esto lo escribí ayer en el tren, hoy lo transcribo tal cual... )
Estoy en el tren, camino de Barna, al congreso de grupos de duelo.
Formarme para ayudar. Empiezo a definir mi proyecto de montar un grupo en Valls.
El acompañamiento es la base "te acompaño en el sentimiento", acompañar sin agobiar. Gestionar la pérdida es un camino agotador. Potenciar los recursos internos de cada uno y alertar/concienciar al entorno para que acompañen sin presionar.
Dejar llorar al tiempo que provocamos una sonrisa, leve. Conversar, escuchar, callar, mirar, abrazar. Mover las emociones para que no se enquisten. Permitir que salga la rabia, el abandono, la tristeza profunda.
Proporcionar herramientas que sugieran vida.
(Estar en contacto con bebés y/o niños pequeños es gratificante, despierta la ternura). Los duelos severos endurecen el corazón. El dolor es tan insoportable que acorazamos nuestras entrañas para soportarlo.
Yo sentía un agujero tan hondo en mi interior que me daba vértigo. En una terapia de tapping, con mi gran amigo Vicent, tuve claro que ese vacío solo podía llenarlo con amor.
El amor hacia mi hijo, el amor con mayúsculas, el que recibo de todas las personas que siguen a mi lado, el de las que están por venir, el de las que ya no están, la reciprocidad del mio.
Hablar de amar con el corazón encogido suena raro. Podemos anclarnos en la negación, instalarnos en lo negativo de la gran pérdida.
Prefiero agradecer a mi padre y a mi hijo los treinta y pocos años que me han regalado de vida con ellos. Todo es temporal, por eso es imprescindible vivir en presente. arriesgarse a sentir para estar vivos.
Despertar y movernos, desde la calma, sin prisa pero sin pausa, con valentía. Ser valientes para hacer todos los altos en el camino que necesitemos, coger carrerilla antes de las cuestas y bajar rodando si nos apetece.
Dejar de pensar en lo que piensen sobre lo que pensamos, si nos respetamos es mejor y la criba se hace por inercia. Me vuelvo selectiva y elimino lastres.
Compasión, compañía, complicidad... ni victimismo ni patetismo.
Que levante la mano quien me quiera acompañar.
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