lunes, 16 de diciembre de 2013

fragilidad

Hoy tengo uno de esos días tontos en los que me sale el llanto suavemente, sin convocarlo ni evitarlo. 

Estoy de color gris plomo, pesada, espesa.

Me siento como desinflada, como que me cuesta cualquier cosa que hago y aún más las que dejo de hacer. 

He ido acumulando estrés y hace unas horas mis niveles entraron en fase de alarma... tensión, impotencia, desesperanza... en ese momento he depositado bruscamente una cajita de ampollas bebibles (medicinas para mi señora madre) y cuando he ido a abrirlas estaban destrozadas, la mitad hechas añicos, rotas...  

Así mismamente es mi emoción, de total fragilidad. De que cualquier empujoncito podría romperme en mil pedazos. 

Estoy en la fase de tomar conciencia de mis debilidades, fallos, fragilidades. Confirmando que me es imposible afirmar mi infalibilidad, ni falta que hace.

Ante mi blog me vuelvo transparente y os cuento todo como si fuerais de la familia, me estaré volviendo loca? A qué viene esta desnudez emocional? Me expongo porque confío en que me miráis con cariño. Alguien tiene que atreverse a expresar sentimientos, a reconocer y recordar fragilidades.

Potenciar la humanidad de las personas humanas, desde la humildad. 


Sabéis qué? Pues que estoy hasta el mismi de mi misma. 

Hoy me da todo un poco igual y me siguen saliendo las lágrimas, van por libre, ellas a su bola. Otros días me obligo a sonreír, a sacar mi fuerza positiva, a estar activa, a creer que todo es creíble. 


Mañana será otro día y tal vez tendré colores dentro de mi. Gracias por estar aquí, al otro lado de la pantalla.


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