El dolor y desesperanza que sentimos ante la muerte (de nuestros seres queridos) puede alterarnos la coherencia. Loamos la lucha sin cuartel para mantener un hilo de existencia, incluso cuestionando a aquellos que se "rinden" ante su final.
Rendirse? Transigir? Uff! Y qué me contáis de las muertes súbitas? En ellas la vida se corta de golpe, sin más. Os aseguro que falta el aire, notas el desgarro incluso físico...
Pero digo yo, será mejor hablar de vida y, de paso, vivirla. Hacer lo que más nos guste y cultivar las relaciones. En estos tiempos convulsos en los que me resuena aquello de "disuélvanse!", elijo seguir compartiendo (y debatiendo) con "mis" mejores humanos.
Admiro, sin ir más lejos, mi tomatera espontánea llena de flores y en la que va creciendo un tomatico (ahora ya son cinco). A algunos os parecerá cursilandia pero os confieso que, en llevando varias semanas a tope de sinsabores, desencuentros y preocupaciones mundanas varias... Disfrutar mis flortis me aporta una miaja de ilusión.
Contenta también de momentos bonitos con seres afines. Es bien.
El resto, ya sabéis... lo vamos viendo