
(Os sorprende?)
Osea, que cuando os preocupáis porque me veis con altibajos, tranquilos, forma parte de estar viva, de esta forma tan mía de vivir viviendo. Entonces, como ya os he contado mil veces, las alegrías son grandes y las tristezas... también.
Con los años y las vivencias me muestro menos explosiva, más calmada, menos impulsiva, más reflexiva, menos agitada, más serena. Pero sigo una miaja apasionada por las cosas y personas que me apasionáis.

Volviendo al tema de la sensibilidad, conozco gente que la tiene tan bloqueada que es casi imposible acceder. Las emociones anestesiadas pueden ser muy dañinas para el cuerpo y el alma, ni que decir tiene que incluso para el entorno. Cualquiera que intente asomarse al interior de alguien cerrado se arriesga a recibir un zasca.
Y viceversa, osea que para ellos/vosotros puede resultar un auténtico martirio que les/os toquemos sus/vuestros cerrojos.
Con lo cual, a día de hoy, decido que cada cual asuma su forma de sentir, pensar, relacionarse, amar o quedarse en el intento. Porque al fin y al cabo ¿quién soy yo para pretender que nadie sea más feliz de lo que quiere ser?.
Pues eso mismo, cada mochuelo a su olivo... y lo vamos viendo.
Es bien (estaré aquí mismo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario