Llevo varios días de reflexiones profundas, aderezadas con conversaciones íntimas y ramalazos de dolor intenso (es lo que tiene procesar la muerte inesperada de un amigo).
Me planteo seriamente cómo narices se compagina la fragilidad y lo efímero de la vida, es decir la conciencia de la temporalidad, y al mismo tiempo tener claro que hay que esforzarse... y mucho! para seguir siendo personas humanas, mientras estemos vivos, viviendo.
Pierdo momentáneamente la fe en la humanidad, me horroriza lo inhumano de nuestra sociedad, me entristece hasta lo indecible que personas estupendas estemos, entre otras cosas, sin trabajo remunerado, a expensas de que alguien nos mantenga como si careciéramos de recursos humanos propios.
Hablar de "mejoras" cuando en esta parte del mundo somos unos privilegiados parece una incongruencia... yo hablo de lo que vivo en el día a día con mis hijos, familia, amigos, vecinos, incluso yo misma... situaciones precarias e injustas. Evito caer en la demagogia de lo terrible que está sucediendo en el resto del planeta, inalcanzable para mis entendederas, simplemente me considero incapaz siquiera de asumirlo.
Mejor me vuelvo a centrar en el aquí y el ahora. Qué puedo hacer? Cómo se sigue adelante? De donde saco la fuerza? A qué esperanza me agarro? Qué ilusión me invento?
Mi propio baremo es la hora a la que me despierto y cómo bajo las escaleras recién levantada... señoras y señores, hoy me he despertado a las 10 y he bajado agarrada fuertemente a la barandilla!!
Es decir que estoy agotada, porque cuando estoy medio bien me despierto sobre las 8 y bajo regulera (es que además sigo echando mucho de menos a Xavi, sshhh).
Estos días tengo un montón de cosas que hacer, fuera y dentro de casa, porque empieza el Campus, seguimos adelante con Acompanya'm... por cierto, anoche reapareció el compi ausente y parece que vuelve a tener muchas ganas de trabajar, genial, pero va a ser desde la calma y con los pies en el suelo.
Sea como fuere esta mañana estaba desmontada. He recibido el mail de una amiga... me ha emocionado tanto como para animarme a ducharme y salir a la calle de recados, andar una miaja, comprar lana para bebés, un décimo de lotería navideña, un libro para mi madre... y hemos terminado tomando un vermut en nuestro sitio de confianza. Al igual esta semana en la compra habrá más mortadela que serrano y el resto será de oferta (para variar)... pero que nos quiten lo bailao.
Qué poquica cosa somos los humanoides, con el vértigo que da a ratos la vida y que fáciles somos de conformar. Seguiremos agarrándonos a clavos ardiendo y/o a alegrías terrenales, como por ejemplo esperar pacientemente a que nazca Gorka para que su ternura nos ablande la dureza vital.
Hablar de "mejoras" cuando en esta parte del mundo somos unos privilegiados parece una incongruencia... yo hablo de lo que vivo en el día a día con mis hijos, familia, amigos, vecinos, incluso yo misma... situaciones precarias e injustas. Evito caer en la demagogia de lo terrible que está sucediendo en el resto del planeta, inalcanzable para mis entendederas, simplemente me considero incapaz siquiera de asumirlo.
Mejor me vuelvo a centrar en el aquí y el ahora. Qué puedo hacer? Cómo se sigue adelante? De donde saco la fuerza? A qué esperanza me agarro? Qué ilusión me invento?
Mi propio baremo es la hora a la que me despierto y cómo bajo las escaleras recién levantada... señoras y señores, hoy me he despertado a las 10 y he bajado agarrada fuertemente a la barandilla!!
Es decir que estoy agotada, porque cuando estoy medio bien me despierto sobre las 8 y bajo regulera (es que además sigo echando mucho de menos a Xavi, sshhh).
Estos días tengo un montón de cosas que hacer, fuera y dentro de casa, porque empieza el Campus, seguimos adelante con Acompanya'm... por cierto, anoche reapareció el compi ausente y parece que vuelve a tener muchas ganas de trabajar, genial, pero va a ser desde la calma y con los pies en el suelo.
Sea como fuere esta mañana estaba desmontada. He recibido el mail de una amiga... me ha emocionado tanto como para animarme a ducharme y salir a la calle de recados, andar una miaja, comprar lana para bebés, un décimo de lotería navideña, un libro para mi madre... y hemos terminado tomando un vermut en nuestro sitio de confianza. Al igual esta semana en la compra habrá más mortadela que serrano y el resto será de oferta (para variar)... pero que nos quiten lo bailao.
Qué poquica cosa somos los humanoides, con el vértigo que da a ratos la vida y que fáciles somos de conformar. Seguiremos agarrándonos a clavos ardiendo y/o a alegrías terrenales, como por ejemplo esperar pacientemente a que nazca Gorka para que su ternura nos ablande la dureza vital.
Sin noticias, esperando y deseando lo mejor.
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