Es curioso observar cuantas cosas se pierden por desidia, cuantos proyectos empezados con ilusión, buenas ideas, fuerza, dedicación, generosidad... se van al garete por desinterés (propio y/o mayormente ajeno).
La negligencia es mala consejera porque invita al descuido. Sigo sin entender las faltas de respeto entre personas, máxime si se pertenece a algo común, que debería ser mucho más interesante que las rencillas de los egos maleducados.
Debo ser muy raruna, de hecho algunos me consideráis atípica, pero me resisto a perder la capacidad de volver a empezar, siempre que el objetivo valga la pena. Valorar las posibilidades reales, teniendo en cuenta lo conseguido y lo que se intuye como continuación...
Estoy en un momento de esos en los que lo mismo me da por mandar a unos cuantos al carajo, irme yo al planeta de los simios, o dedicarme a la vida contemplativa... en plan "me la trae al pairo". Es decir, hasta el mismi... mismamente!
Días de muchas casualidades causales e incluso de vivir situaciones surrealistas. Es como si otros asuntos perdieran poder, al menos pasan a un segundo o tercer plano. Ser conscientes de nuestra fragilidad, de lo innecesario de aparentar fuerza constante para poder desarrollar la humildad natural, cultivar la sencillez, proporcionar y recibir caricias positivas, de esas que se dan en y con el alma.
Según me voy haciendo viejales cada vez me ralla más la memez, incluyendo la mía. A veces nos joden actitudes de otros de una forma absurda, y a ellos las nuestras, cuando todos estamos en continuo proceso de aprendizaje.
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