
Hace muchimil años, allá por el verano del 91, tuve la suerte de asistir (muy bien acompañada) al que fue mi bautizo en temas y terapias "alternativas".
En ese caso era un intensivo de técnicas de respiración consciente. Fue como un despertar en el que confirmé que, o bien mi locura era leve, o había muchos más locatis en el mundo mundial.
En ese caso era un intensivo de técnicas de respiración consciente. Fue como un despertar en el que confirmé que, o bien mi locura era leve, o había muchos más locatis en el mundo mundial.

Me sentía como una niña que aprendía las primeras letras, qué sensación más estupenda. Algunas cosas me resonaban en plan: ala, eso ya lo sabía!. Y en otras me quedaba con la boca abierta. Resultó ser una experiencia muy enriquecedora en la que la convivencia, las clases y las actividades fueron muy "es bien". Muchas gracias profes y compis.
Pues bien, tras la semana de retiro, nos pusieron "deberes" en plan llenar la casa de post-its, para hacer afirmaciones y mi consigna era "yo, Emma, aprendo a vivir desde la calma" (o algo parecido). Y es que, aquí donde me veis/leéis, tengo una naturaleza pelín impulsiva y conviene practicar lo que yo llamo respirar. Sin reprimir, sólo aquello de contar hasta 10 antes de soltar alguna grosería y/o actuar sin pensar.