jueves, 13 de junio de 2019

tachado

Una de las señoras que acompaño/cuido le llama "tachado" al punto de cruz, porque talmente es como cuando tachas. En realidad yo le llamaría simplemente "equis" sino fuera o fuese porque la identifico con la inicial de Xavi (y la canción de Elena).

El caso y la cosa es que tachar es tentador, tanto como barrer en la canción "si yo tuviera una escoba"... Luego también están los tachones (bendito tippex), aquellos rallajos que hacemos al repasar lo escrito y/o al escribir demasiado rápido.  

Y en ello estoy, revisando para seleccionar lo obsoleto, lo borrable o barrible, lo siguiente a marcar con una X. Pero jopeta, cómo cuesta deshacerse de lo cómodo, aunque ello sea algo pasado (de moda, de concepto, de coherencia). Y luego termina una yendo de andar por casa!.

Me gusta ir tachando de mi lista de tareas aquello que voy consiguiendo realizar (incluso en los papelajos en los que apunto las cosas a comprar en el súper). Lo más chungo es cuando lo eliminado son días enteros, esos en los que las horas se hacen o cortas o eternas, en los que la luz o ciega o brilla por su ausencia, o aquellos en los que o hablas sin cesar o estás en casi silencio.

Os pasa que a veces os apetece rayar toda una hoja porque estáis rallados? 

Ay, cuánto tacharía yo si le diera rienda suelta a la tachadora que llevo dentro!!.  Ya lo dice mi hija, que soy pelín "hater". Aunque a mi me parece exagerado, tampoco soy tan chunga (digo yo). Es sólo que me aburren según que actitudes, especialmente las de priorizar las formas antes que el fondo.

Eh, que tampoco hablo yo de la acracia total, ni la dejadez profunda. Simplemente que el contenido importe más que el continente, y si ambos son chulos pues... es bien.


Nos lo vamos contando, que ustedes lo tachen a gusto.




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