martes, 25 de junio de 2019

Poma

Tenía una entrada nueva, sin publicar, que escribí la semana pasada. La acabo de borrar, sin más, entre otras cosas porque empezaba diciendo que había sacado a pasear a Poma.

Sant Joan me gustaba, creo recordar. Hace ocho años que me va gustando menos. Entre medias ha habido alguno que se salva, acompañando a chicuelos fanáticos de los gegants, viendo castells (a veces desde un balcón), ayudando una miaja en la carpa de Ajud-Àfrica, disfrutando conciertos-vermut con amigas... 

Pero este año casi ná, los dos años de mi madre, mi fractura del año pasado y ahora nuestra perra me han hecho alejarme de la fiestez. Un par de torres humanas, un gintonic en vaso de plástico, una coca casera... y el cava aún en la nevera.

Suerte que empezó muy bien, el concierto de Elena y Gabri fue genial y la cena con colegas también estuvo muy bien, verdad chicas?. Nos reímos tanto que cuando el domingo dejó de respirar Poma al menos me pilló con las pilas bien cargadas. (Y yo qué sé!!).

La vida es esto, un vaivén entre avanzar y parar, valorar y vivir, recordando que estamos de paso. La muerte en directo es una bofetada a los egos y las pamplineces. A las personas que tenemos mascotas, las queremos y cuidamos, nos duele su pérdida.  

Sin caer en exageraciones de comparar a nuestros animales de compañía con los hijos, que se escucha cada animalada por ahí que me dan ganas de encararme y soltar alguna fresca. Pero para qué, cada cual que sienta lo que pueda y quiera.

En mi casa y en mi caso toca aprender a seguir adelante sin ladridos, sin esos largos paseos, sin proteger a Rosita (que ahora se hará la reina), sin escucharla al salir del ascensor, sin ver cómo saltaba al ver a su amo, atacaba al cartero, se enfrentaba a perracos, pillaba comida o movía la cola al llegar el chiquis.


Se vale estar triste, es bien dejar salir las emociones.












jueves, 13 de junio de 2019

tachado

Una de las señoras que acompaño/cuido le llama "tachado" al punto de cruz, porque talmente es como cuando tachas. En realidad yo le llamaría simplemente "equis" sino fuera o fuese porque la identifico con la inicial de Xavi (y la canción de Elena).

El caso y la cosa es que tachar es tentador, tanto como barrer en la canción "si yo tuviera una escoba"... Luego también están los tachones (bendito tippex), aquellos rallajos que hacemos al repasar lo escrito y/o al escribir demasiado rápido.  

Y en ello estoy, revisando para seleccionar lo obsoleto, lo borrable o barrible, lo siguiente a marcar con una X. Pero jopeta, cómo cuesta deshacerse de lo cómodo, aunque ello sea algo pasado (de moda, de concepto, de coherencia). Y luego termina una yendo de andar por casa!.

Me gusta ir tachando de mi lista de tareas aquello que voy consiguiendo realizar (incluso en los papelajos en los que apunto las cosas a comprar en el súper). Lo más chungo es cuando lo eliminado son días enteros, esos en los que las horas se hacen o cortas o eternas, en los que la luz o ciega o brilla por su ausencia, o aquellos en los que o hablas sin cesar o estás en casi silencio.

Os pasa que a veces os apetece rayar toda una hoja porque estáis rallados? 

Ay, cuánto tacharía yo si le diera rienda suelta a la tachadora que llevo dentro!!.  Ya lo dice mi hija, que soy pelín "hater". Aunque a mi me parece exagerado, tampoco soy tan chunga (digo yo). Es sólo que me aburren según que actitudes, especialmente las de priorizar las formas antes que el fondo.

Eh, que tampoco hablo yo de la acracia total, ni la dejadez profunda. Simplemente que el contenido importe más que el continente, y si ambos son chulos pues... es bien.


Nos lo vamos contando, que ustedes lo tachen a gusto.