Se acaba el 2017, año intenso con pérdidas y ganancias significativas, con cambios interesantes, desde vivienda hasta estado civil (sentimental).
Anteayer tuve una pequeña gran crisis existencial (qué raro). Varias cosas/situaciones en un momento de fragilidad interna desembocaron en un gran cabreo, seguido de profunda tristeza, acompañado de sensación de pulguez (osea, de verme como una pulga). Entonces la autoestima baja al subsuelo y asoman todos los fantasmas del pasado. Me cuestiono si sirvo para algo y qué estoy haciendo con mi vida. Mejor ni os cuento la respuesta de ese instante.
Hoy y ahora, aquí en la montaña, empiezo a recuperarme a mi misma y aprovecho para agradecerte a ti, Elena, que estuvieras a mi lado ayudando a que recobrara una miaja de lucidez. Primero discutimos, normal dado mi enfado, luego te quedaste a mi lado en mi llanto e incluso me hiciste ver que al igual si soy válida en algunos aspectos. Gracias hijuca, yo también te quiero.
Me planteé atrasar mi viaje, alejé de mi mente los pensamientos más negativos, me armé de valor y... aquí estoy! Hoy de celebración porque es su cumple. Felicidades amor!.
En estas fechas de emociones a flor de piel también he sido consciente de que, a veces, soy un poco bruja. Me apeo de la escoba para pedir disculpas a todas las personas humanas a las que os haya podido faltar y/o ofender (sin querer evitarlo) cuando se me escapa la parte marujil criticona y petarda.
Pero bueno, pero bueno... quién me creo que soy?. Cómo si yo lo hiciera todo bien!. Jopeta pues anda que me quedan aún asignaturas pendientes. En ello estamos, en mejorarnos a nosotros mismos sacando la mejor parte y educando la chunga.
Es costumbre elaborar una lista de objetivos y propósitos para el año nuevo.
Yo ya la tengo escrita, y tu?
Gracias a todos los seres que formáis parte de mi vida.
Mis mejores deseos para el mundo mundial, también en 2018.
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