Hay personas guerreras, de hecho en algún instante casi todos actuamos batallando. Muchas situaciones son simplemente cuestión de perspectiva y dando un pasito atrás (o a un lado) se amplía el enfoque. Cuando dejamos de querer ganar a toda costa la guerra pierde sentido. A mi es que las peleas me aburren, me resultan tediosas.
Quizá es pereza, posiblemente cansancio, ojalá sea signo de madurez. Tal vez sólo sea que eso de "vencer" me la trae al pairo. Es bien?
El caso y la cosa es que mantenerse en la sinrazón de querer siempre tener la razón ha perdido puntos para mi. Incluso hoy que tengo el día tonto (de esos que se ve todo gris y apagado). Decido aplazar decisiones y/o planes porque en momentos así es cuando más me equivoco. Todo es temporal y puede esperar, espero.
Hay ocasiones en las que una palabra, un tono de conversación, un comentario desafortunado, un silencio o un desacuerdo verbal me hacen cambiar la visión de algo o alguien. Entonces necesito respirarlo y darme tiempo para poder verlo sin la impulsividad primaria, aquella que me empuja al desencanto.
Vivir es complejo, la interacción con nuestros amigos, pareja, familia, conocidos e incluso desconocidos puede hacer fluctuar nuestro estado de ánimo. Mantener la fortaleza suficiente para que nos afecte lo mínimo corre el riesgo de bloquear la fluidez en las relaciones, como una auto-protección excesiva.
Entonces dónde quedan la naturalidad, franqueza, espontaneidad, confianza, sinceridad... Decir lo que pensamos a bocajarro argumentando esa honestidad que nos hace inmunes puede ser pelín inhumano. Complicado equilibrio entre la integridad y la pureza, entre el respeto y la comprensión. Ay, ande andará mi armonía!.
Cuando esa sensación de soledad antigua se empeña en asomar es interesante buscar asideros para no caer al vacío. A veces funciona cocinar, pasear, ordenar, escuchar música o simplemente escribir, tal como estoy haciendo ahora mismo. Lo malo son las decepciones, por ejemplo si alguien lúcido y sensible tiene un momento en el que su diálogo es poco lúcido y tirando a insensible, claro que todos tenemos nuestro lado oscuro.
Que la fuerza nos acompañe...