Yo he sido una defensora de la razón, incluso de querer "tenerla", durante media vida. Afortunadamente, en mi búsqueda de otras formas de entender, alguien me habló de la rendición.
La gente de mi edad crecimos pensando que rendirse era algo así como perder la batalla y eso es chungo, sobretodo para el ego. Ahora sencillamente me rindo a la vida.
Estoy viendo unos vídeos que hablan sobre el proceso conciencial y evolutivo, lo que viene siendo que cada uno percibimos las cosas según nuestra conciencia y consciencia en el momento en que las vivimos. Algo así como que todo es según el color del cristal con que se mira...
Dicho esto os cuento que estoy trabajando la contención, mucho más intenso e interesante que darle rienda suelta a la mente queriendo racionalizar lo irrazonable. Es como un apéndice de la lección del respeto, con pinceladas de humildad y toques de confianza. Porque para dejar de querer "ganar" e imponer nuestro criterio hay que utilizar grandes dosis de generosidad y paciencia para permitir que cada uno procesemos nuestro propio proceso al ritmo que corresponda.
Yo aquí, divagando sobre razonamientos, cuando el raciocinio está obsoleto. Me vais a perdonar pero me acaba de suceder algo que me ha dejado anonadada. Algún día tal vez aprenderé que aunque me guste la transparencia el mundo viene siendo opaco. Que tu das un poco de ternura y la gente percibe... vaya usté a saber!!. Que sí, que algunas personas regalamos sonrisas desde el corazón, sin más... ni menos.
En fin, que ya vale por hoy, que esto de hacer de hija/madre/abuela/bisabuela es mu cansao.
Nos vamos viendo, o leyendo, o lo que se tercie.