La persona con la que estoy las 24 horas del día, de cada día, de toda mi vida, soy yo misma. Ineludible e inevitablemente. Por lo tanto me interesa llevarme bien conmigo.
A veces me equivoco, otras veces mis carencias ayudan a que perciba las cosas "a mi manera". Lo que intento evitar es ir en contra de mis propios principios.
Voy aprendiendo a relativizar, a dejar de tomarme los actos ajenos como posibles ataques personales. A soltar apegos para viajar con menos equipaje. Y al tiempo a posicionarme, es decir a ponerme en mi sitio. Tonterías las mínimas.
Cuando algo o alguien hace que me sienta herida me paro a pensar y a sentir. Si seguir en ello me entristece, me despierta rabia o decepción me pregunto qué "problema" mío está activando esas emociones, lo proceso y después... lo mando a paseo (si es menester).
Que una cosa es avanzar y otra permitir tanta torpeza. Vamos a ir ya limpiando los enfados, las incomodidades y los disgustos aleatorios. Poquito a poco entendiendo... Es aquello que decía Sartre de que mi libertad se termina donde empieza la de los demás... y viceversa, osea que la tuya se acaba donde empieza la mía. Está claro, verdad?
Me gustáis las personas con las que puedo ser yo. Agradezco las que estáis para ayudar a reencontrarme. Incluso las chungas, porque me mostráis mi lado más oscuro y así puedo reconocerlo y pasar-le el mocho. Que esconder lo barrido debajo de la alfombra es una cochinada.
He bajado un momento a hacer compañía a abu y en la tele estaba cantando Raphael que tengo el corazón en carne viva... casi me pongo a llorar. Estos días lluviosos y la bajada de temperaturas me han destemplado la fuerza.
He bajado un momento a hacer compañía a abu y en la tele estaba cantando Raphael que tengo el corazón en carne viva... casi me pongo a llorar. Estos días lluviosos y la bajada de temperaturas me han destemplado la fuerza.
Tendré que abrigarme el alma para evitar males mayores.
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