Hay momentos de vida en los que una se siente como el otro día. De ser lluvia de tormenta con cielo gris plomo a surgir de la oscuridad tímidos rayos de sol, con esa fuerza de luz que casi deslumbra. Caer el agua mansamente o casi con rabia inundandolo todo. Incluso dejar salir el arco iris, enorme, frágil, imponente, efímero...
Pasar de la manga corta a la rebequita y viceversa. De apetecer algo fresquito a preparar un capuchino a media tarde. De salir a pasear a encerrarme en mi cuarto.
Así mismamente me sentía por dentro, una profunda tristeza acompañada de esa sonrisa boba de cuando se es casi feliz. Una añoranza extrema combinada con ese sabor agridulce de los buenos recuerdos. Una decisión en firme de quererme y sentirme querida, aderezada con gotas amargas de desamor. Deseo de amar y al tiempo protegerme de los efectos secundarios. Ser generosa eludiendo la torpeza de los desagradecidos.
Qué complicado es posicionarse y dejar de lado el ego maleducado y la pamplinez. Reivindicar el "yo merezco" minimizando daños colaterales... Si el sufrimiento hace de las suyas creemos que nuestro dolor es el más grave y el único, olvidando que los demás también sufren, y que lo mejor es abandonar el sufrir.
Resuena en mi cabeza la canción de Serrat: "Nada ni nadie puede impedir que sufran, que las agujas avancen en el reloj, que decidan por ellos, que se equivoquen... "
Cuando tenemos conflictos graves de relación con alguien a quien nos unen lazos indestructibles el alma se fisura y se quiebra nuestra armonía. Podemos tener diferentes visiones/versiones de una misma historia, porque cada uno miramos las cosas desde nuestra implicación y perspectiva y las interpretamos según nuestro bagaje previo. Podemos diferir en nuestras opiniones e incluso ser estas diametralmente opuestas, sin que ello implique falta de amor ni de comprensión.
Qué significa "querer"? Qué derechos nos otorga? Siempre he pensado que nadie es más (ni menos) que nadie. Por lo tanto debemos impedir cualquier tipo de manipulación, maltrato, abuso, juicio y/o ataque... en ambas direcciones.
Si fuéramos o fuésemos más conscientes de nuestra temporalidad tal vez enterraríamos de una puñetera vez el hacha de guerra. Es muy sencillo, las personas que suman y aportan luminosidad... un pasito palante. Las foscas... aire!.
Aprender a respetar y a convivir es importante para la formación de las personas humanas. A menudo cuando nos sentimos atacados por alguien, aunque sea del mismo bando, contraatacamos. Entonces somos nosotros los que faltamos al pacto primario de cuidarnos para ser mejores.
Huir de situaciones negativas, afrontando la realidad con valentía y honestidad sin caer en victimismo ni melodramas. Mantener la calma y la cordura para encontrar las mejores soluciones posibles sin ni magnificar ni eludir los posibles desperfectos. Así mismamente nos podemos sanar.
En situaciones extremas, cuando uno se siente muy perdido y agredido, la vulnerabilidad puede jugarnos malas pasadas y hacer pagar a justos por pecadores. Cada cual que asuma su propia vida (yo también me estoy aplicando el cuento). Confío, espero y deseo que la honestidad, la coherencia, la humildad, la responsabilidad y la confianza hagan acto de presencia y recuperemos el orden natural, desde la ternura y la fuerza vital.
Graciass mil a todas las personas implicadas.
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