Había escrito una entrada toda filosófica, con argumentos muy bien argumentados, sobre la precariedad mental y emocional en la que solemos movernos los humanoides. Sabéis qué? Pues que me aburre a mi misma.
Dejémonos de tonterías, hay decisiones, sobretodo cuando son impulsivas, que nos joden. Y punto pelota. Si añadimos a la impulsividad premeditación y alevosía nos da una mezcla estrambótica de resultados, casi siempre, difíciles de digerir.
Cuando encima te resuena porque es algo sistémico, ya ni os digo. Cagoentó, es el cuento de nunca acabar. Ya puede una intentar mejorarse a si misma, ya, que pa lo que sirve.
Buscando en el refranero: "más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena". Intento aplicarlo? para que nos vamos a engañar! Estoy triste, enfadada, decepcionada, añorada y todos los "ada" chungos que se os ocurran.
Es lo que tiene ser de carne y hueso (en mi caso pura chicha). Que las teorías son mu bonicas pero a ver quien es capaz de aplicarlas a destajo con el corazón partio.
Realizar cambios transcendentales de forma abrupta, bajo el auspicio de una mejora discutible... rechina. Para prometer una vida slow al igual es mejor empezar con buen pie. Desde la calma, dejando lo que se deja bien dejado, con cariño, con respeto. Las cosas bien hechas bien parecen.
Si si, ya se que cada uno de nosotros con quien tiene que estar requetebien es con uno mismo, que es con quien estamos las 24 horas de todos los días del resto de nuestras vidas... que nadie tiene que llenarnos y tal y tal (las veces que les habré dicho esto a "los míos")... entonces pa q queremos querernos?
Ande esté una mirada limpia, una sonrisa sincera, una risa ingenua, un corazón sin contaminar, un te quiero sin sandeces... que se quite todo y todos los demás.
De profesión: mis labores :)