Soy una fanática de las fotos, puedo llegar a ser porculera, aunque ahora me he cortado bastante con el tema, prefiero casi más disfrutar del momento y yastá.
Lo que pasa es que una luego se hace mayor y mola ver cosicas de cuando un día hicimos una calçotada, de aquel otro día que fuimos a una montañuca, de aquel mini-viaje a no se ande... e incluso ver los rostros de aquellas personas q viven atoporcu y las ves cada 1, 2 o 9 años. (Ya ni os cuento mirar a los ojos de un retrato de alguien un poquito muerto).
Hoy mismo le he pedido una foto a un persono, en plan coñazo, porque yo cuando me pongo me pongo y puedo ser muy cansina. Pero es que en mi nueva modalidad de mostrarlo casi todo en público en formato fb, blog o en vivo y en directo pues me gusta también saber de ustedes vosotros, jopeta.
De chiquis era hipertímida, sí, yo, muy mucho. Me quedaba callada en un rincón y ni me atrevía a abrir la boca, corrían tiempos difíciles en mi entorno carente de comunicación.
Como os contaba, esta mañana de pronto sentí la necesidad de ver un careto en concreto, y lo pedí... después la cosa se puso tensa y se acabó la conversación. Ahí fue cuando empece a pensar: para qué carajo necesito una foto si entorno los ojos, respiro y/o suspiro y conecto con la esencia...
Una vez, hace mucho, hablando con un antiguo amor entendí que lo que habíamos vivido ya era nuestro y nadie, nunca, nos lo podría robar.
El presente está formado por el momento actual, éste en el que estoy frente al teclado, éste en el que tu, amable lector, estás leyendo en tu futuro presente lo que para mi será ya pasado.
Nuestro yo de ahora mismo se nutre de todas las vivencias vividas y por vivir. De todos los proyectos, frustrados o conseguidos. De todos los amores y desamores, encuentros y desencuentros, ilusiones y desilusiones, suspiros, silencios y gritos.
A veces se grita como por dentro, en plan desgarro, resuena en nuestro interior como la tormenta que estoy escuchando. Otras veces nos dejamos llevar por esa actitud de la inmediatez, de la poca paciencia, del querer tener razón y controlarlo todo.
Hoy, ahora, después del cabreo de ayer, de mi premura absurda de esta mañana... abandono el desasosiego para volver a recuperar la sabiduría de mi padre: "sin prisa pero sin pausa", añadiendo mi propia formula: "primero el uno, después el dos... " (se llama priorizar).
Es decir, con o sin foto, las personas que llevo en mi corazón
ahí siguen mientras yo quiera... y punto pelota!
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