reflexión

Hoy he tenido la suerte de poder hablar largo y tendido con dos personas inteligentes y sensibles, dos amigas de hace mucho. Las conversaciones han sido largas, lamentablemente por teléfono porque una vive en Badajoz y la otra en Logroño. Es mucho mejor poder mirar a la persona cuando estás dialogando, sentir la proximidad física, pero como nos conocemos lo suficiente nos podemos entender a pesar de la distancia. Necesitaba reconciliarme conmigo misma, recordar que tengo otros valores. 

Ando refunfuñada con parte de mi clan y me siento entre gilipollas y estúpida. Así es la vida, yo soy atípica y como tal a veces situaciones que para la mayoría son simplerías a mi me provocan decepción, y viceversa.

Cada uno creamos nuestro sistema a raíz de como somos y como nos va tratando la vida, es decir partiendo de la herencia y el aprendizaje. 

Hay acciones que nos activan bloqueos, actitudes que provocan rechazo instintivo. Es lo que hay. 

Como también es cierto que existe el libre albedrío y que todo lo que aprendemos lo aplicamos según cual sea nuestra elección, el tipo de persona que queremos y podemos ser, y las circunstancias del momento. Algunas cosas son aleatorias, otras las podemos seleccionar.

Sea como fuere, cuando se me despierta el instinto de abandono siempre hago una profunda reflexión: Qué, quien , porqué... intento utilizar la empatía para eliminar rastros de mala intención, saco la balanza imaginaria y miro de compensar la situación actual... y necesito unos días de calma para respirarlo. Debemos ser muy cuidadosos con las emociones (propias y ajenas).

Hoy una de mis chicas me ha dicho que somos raras, que la gente está acostumbrada a la opacidad, que ser tan impúdico al expresar las emociones asusta, que en según que sectores ni se entiende... Pues señoras y señores así mismamente viene siendo, que al igual cuando os parezco medio bien os olvidáis de la parte que exige un esfuerzo personal.

Quien me entienda que me compre... (esperaremos a las rebajas)

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