martes, 9 de septiembre de 2025

seeyoulater

Otra vez con el "nunca más, ni un minuto más". Y ya van... 

Sabemos que la vida es temporal y todo eso de vivir en el presente. Los tequieros y las flores en vida, porfi.

Una buena amiga, con todo su cariño, me ha enviado aquello de que nada muere... a mi me ha recordado la canción "todo se transforma". 

Ya puestos escucho "gotas de sal" de Zien Años: "vamos a quebrantar protocolo y formalidad... "

La música siempre es bien.

Pozi, por muy preparados, en teoría, que queramos estar a veces la muerte nos pilla a contramano, con el pie cambiado. Entonces hay que reaprender a andar.

Te rompes y los demás desaparecen, hace falta una tirita bien gorda y resistente para sujetar el roto. Echar mano de un bote grande de rescate, o pintar flores abstractas con acuarela. 

Y/o hacer nada.

Se vale quedarse en silencio. O hacer mucho ruido. Llorar, o dejar de hacerlo. Salir al mundo o quedarte en la cueva. Quedar con gente o con una misma.

La temporalidad del duelo relativiza el dolor?

Aprecio el regalo de todo lo vivido y compartido con la persona morida, con nuestras cercanías y diferencias, con nuestros cafés tramposos y el último viaje al balneario, hace apenas un mes, una aventura estupenda. Andando hacia el spa a paso de tortuga, disfrutando del relax después de subir de las catatumbas. Compartiendo confidencias y un pelín de divergencias. 

50 años de cosas, cositas y cosazas. Se dice pronto!.

Estos días de introspección veo que, a veces, cuesta una miaja salir del estado catatónico para acompañar la catatonia ajena, incluso la cercana. Sentir más compasión por las ausencias cuando querríamos presencia.


Tres semanas...  paso a paso

Brindo (con un benjamín) por ti, por les que estáis "allí" y por les que seguimos aquí.