Hace poco, en una conversación íntima, con una persona cercana (y de toda la vida), me costaba explicar lo que entiendo por cuidar "bien" a alguien. Los cuidados básicos son fáciles de observar e incluso de realizar.
Atender las necesidades físicas, materiales, de intendencia, de higiene, de salud... puede hacerse con cariño y esmero. Visto desde fuera produce admiración. Pero qué pasa con otros aspectos del ser humano?
De pronto me viene a la mente la canción: "como quisiera poder vivir sin aire" y me pregunto: qué tiene que ver con el tema de hoy?. Tal vez porque mi forma de ser cuidadora al principio me ahogaba, hasta que aprendí a cuidarme a mi misma, para poder seguir ejerciendo como tal.
Me costó asimilar el autocuidado que, inconscientemente, relacionaba con egoísmo (o algo parecido). Hay que tener la base asentada para ofrecer atención cuidadosa a otros seres. Por supuesto que cada una/o hace lo que buenamente puede/sabe, sin duda.
Otra parte, importante, es que aprendamos tanto a pedir "ayuda" como a aceptarla y a dejarnos cuidar. Sin sentirnos débiles ni dependientes, confiando y agradeciendo, suavizando la sensación de fragilidad. Ser fuertes es otra cosa, dentro de la fortaleza puede coexistir la ternura. Es bien.
Ser personas humanas es lo que tiene. Nos cuidamos?.
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Feliz Navidad, momento muy oportuno para dejar de lado las obligaciones obligadas y querernos un poco más
(dándonos luz, tanta como la que ilumina nuestras calles y balcones)