domingo, 12 de mayo de 2019

mayo8


Y volvemos a estar en el mes de las flores. Bendito y maldito mes!. En él tengo despedidas y cumpleaños, muchos. Cómo se convive con tanto amor y dolor?.

Han pasado casi 8 años y el día a día es más llevadero, ya veis que apenas hablo de ello, de él (de ti). Pero ahí estás, en lo más profundo de mi ser. A veces aparece de pronto, como una sacudida, un mordisco en las entrañas que me obliga a parar y a respirar profundamente.


Aceptar que la vida es frágil y efímera es básico, en ello estamos. Sobrevivir a los hijos sigue siendo una putada. Soy asertiva, positiva, valiente y todos los adjetivos que se nos ocurran... pero mi alma está quebrada, tiene varias fisuras por las que, a veces, se escapan los suspiros.

Me viene al pelo la alergia al polen porque así puedo dejar salir alguna lágrima sin levantar sospechas (odio el melodrama). Aún así hay momentos que me pillan desprotegida, como cuando Helen me recuerda que el mismo día que le harán una entrevista para presentar su primer EP coincide, casualmente, con la última vez que te vimos vivo, Xavi (el 14 de mayo). 

Uff!! Entonces se agolpan los recuerdos, se amontonan queriendo salir y veo tus ojos, tu inmensa sonrisa, tu alegría, tu vitalidad.. Cómo insistí en despertar a los peques para que os vierais, como me quedé mirándote en la puerta cuando te ibas, reteniendo tu esencia, como si mi corazón intuyera algo. 

Honro tu vida junto a la mía y avanzo llevándote en mi. Pero cuando duele, tengo que dejar salir el duelo, ese que escuece, pincha, desgarra, emociona. Puta vida!. Toca volver a recomponer-me y a veces cuesta lo indecible (utilizo la fuerza de nuestro clan para seguir adelante).

Viste? Estuve en La Adrada y os ví a ti y a abuelo Manolo en el aire, en el cielo, en las nubes, en el bosque, en el agua limpia del río... Qué bonitos momentos vivimos allí, todos juntos. Eso ya es nuestro para siempre, nada ni nadie nos lo puede borrar (ni robar).
Hoy me cuesta decir mis palabras mágicas "es bien".













martes, 7 de mayo de 2019

pasado

"Cómo, a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor" (Jorge Manrique).

Vivir el presente es bien, dejar atrás el pasado, también. Pero hay asuntos del aquí y ahora que son secuelas y/o reminiscencias de otros momentos vividos. Mirar hacia otro lado ignorando lo ocurrido es pelín incoherente. Mejor abrir los ojos y ver el reflejo.

Hay episodios que, como decía mi amigo Juan, es mejor pasarlos a "asunto acumulado". Pero hay otros que pueden cambiarnos totalmente el curso, en mi caso nunca mejor dicho. 

Cosas de vida! La semana pasada el recreo/refugio transcurrió (en parte) por la zona de mis veranos felices de chiquis (gracias corazón). 

Esos en los que jugábamos con la pandi en plena naturaleza, más inocentes que un cubo. Subir a las ruinas del castillo, bañarnos en el río (o en la temida presa grande), jugar en el campo, subir al monte, caminar descalzos, repartirnos una bici entre 3 o 4, pelarnos las rodillas, escondernos, meternos en los prados de las vacas, esquivar las serpientes (y alguna víbora), asustar a las arañas de patas largas, cortar rabos de lagartijas... lo normal.

Hasta que llegó la modernización, la primera piscina, las caminatas para estar a remojo con los amiguetes. Y el amor platónico de infancia quedó relegado por el primer novio. Cine al aire libre, bailes de fiesta mayor... Aventura de verano? Vaya usté a saber, el caso y la cosa es que la historia cambió totalmente mi presente de entonces... el de justo después, el de más tarde e incluso el de ahora.

Pasé unos cuantos veranejos con la family que fueron geniales, también en mi juventud. Y sí, estar (contigo) en el mismo lugar (47 años después de nuestro noviazgo) me ha removido hasta las entrañas, con ese sabor agridulce y la intensidad que me caracteriza, conteniendo las lágrimas y la añoranza. Pero leche, qué bonito es y qué limpio se respira.

El resto, ya tu sabes... lo vamos viendo.