Pasamos la vida relacionándonos. Los ermitaños también... Porque sea como fuere con quien vamos a seguir estando las 24 horas del día, de cada día, del resto de nuestras vidas, es con nosotros mismos.
Yo estoy mejorando la relación conmigo. Y es que se me han pasado 60 años, en un suspiro, priorizando en plan servicial. Hasta el mismi ando de tanto conceder.
Os pasa a vosotros que hay gente que sólo se acuerda de una cuando necesita algo? Menudo coñazo! Hacer de hija, madre, abuela, bisabuela, señora de, subordinada de... Venga ya! Ahora viene la parte más difícil, porque en siendo mujer de una cierta edad parece que queda clara la función vital... ser chica para todo.
Hoy estoy pelín rebelde (se me nota mucho?). Me viene apeteciendo dejar de ser cuidadora universal y, además, que para variar alguien me cuide a mí una miaja. Por comprobar qué se siente. Es bien?
Volviendo al tema principal: las relaciones. Es muy interesante reconocer de qué forma nos relacionamos con las personas. Hay quienes nos ofrecen conexión más terrenal, muy física. Otros son como más intelectuales, muy de coco. También los hay en plan más anímico, muy espirituales. Sin dejar de lado los amigos de risas, muy alegres. O aquellos que siempre están tristes, muy negativos. Y ya ni os comento los cansinos, muy ególatras.
Y qué decir del vínculo de pareja? Nos han engañado contándonos que existe alguien, en algún lugar, que va a llenar todos nuestros vacíos. Os lo habíais creído? Pues es mentira, de las gordas. Nada ni nadie puede cubrir todas nuestras carencias ni desbloquear nuestros traumas. Sólo desde nuestro yo más profundo podemos intentar recuperarnos, eliminando lo obsoleto.
Mientras tanto podemos, si nos apetece, seguir intentándolo. Siempre y cuando abandonemos, de una vez por todas, las faltas de respeto y de empatía. Tomando conciencia de que el pasado queda atrás. Encontrando el equilibrio entre dar y recibir, aportando estabilidad, vitalidad, alegría... entonces sí que vale la pena perder una chispa de libertad y ser compañeros de camino. Te apuntas, corazón?
Os lo voy contando, me lo vais diciendo.